JUAN MONEVA Y PUYOL

Juan Moneva y Puyol nació en 1871, descendiente por vía materna de Josef de la Hera, carpintero y héroe de los Sitios. Fue desde 1903 y hasta 1941 catedrático de Derecho Canónico en la Facultad de Derecho de Zaragoza. Antes de estudiar Leyes se licenció en Ciencias Físico-Químicas y llegó a ser presidente del Colegio de Químicos de Zaragoza. Fecundo escritor y dueño de un estilo arcaizante muy característico (él siempre gustaba confesar que su siglo era el XIX), fue autor de obras muy celebradas entre la alta burguesía zaragozana, clase social entre la que siempre quiso vivir -pues fue hombre conservador en extremo- a pesar de proceder de una humilde familia de empleados. Su primer libro fue su tesis doctoral Derecho obrero, publicada en 1895, al que le siguieron muchos otros como El clero en el Quijote (1905), Primores ciudadanos (1920), Introducción al Derecho Hispánico (1925), Gramática castellana (1925), Los retratos que pintó Goya (1927), Paremias (1933), El silencio (1935) o Comerciantes de altura (1945). Murió en 1951 y al año siguiente un grupo de amigos y admiradores costeaban la edición de sus Memorias, quizá el mejor y más interesante de sus libros, por el que desfilan muchos de los más conocidos personajes aragoneses de la época.

Fue hombre de gran personalidad, hábil y cáustico polemista y muy popular en su ciudad, en la que se contaban muchas anécdotas a él atribuidas, como aquélla en la que tras una discusión con el rector Royo Villanova, catedrático de la Facultad de Medicina, le espetó: "Pega, pero no recetes".

Aragón fue una de sus grandes pasiones y se le consideró siempre una de las voces más representativas y autorizadas del aragonesismo conservador (Es ya legendaria su conocida frase de que le hubiera gustado ser carabinero en la frontera de Ariza). Gran defensor del derecho foral, presidió ya jubilado el Consejo de Estudios de Derecho Aragonés y pudo así presidir la Comisión Ejecutiva del Congreso Nacional de Derecho Civil celebrado en Zaragoza en 1946, su última gran actuación pública.

No dejó apenas discípulos y sólo su fiel Luis Horno Liria, ayudante suyo en la cátedra de Canónico y crítico literario de Heraldo de Aragón durante cuarenta años, ha mantenido viva hasta la fecha la llama del "monevismo" y ha editado algunos libros sobre su maestro, entre los que destaca En torno a don Juan Moneva (1983), de obligada lectura para quien quiera conocer en profundidad la recia personalidad de quien fue uno de los aragoneses más influyentes y peculiares de la primera mitad del siglo XX.
 

JOSE GARCIA MERCADAL

José García Mercadal nació en Zaragoza el 2 de enero de 1883. Estudió Derecho en la Universidad de Zaragoza y allí tuvo como profesor a Moneva y Puyol, otro aragonesista apasionado como él, a quien siempre recordaría con afecto.

Periodista vocacional, su primer artículo apareció el 22 de enero de 1901 en La Derecha, órgano en Zaragoza del Partido Posibilista de Castelar. Entre 1903 y 1904, colaboró en El Progreso, en la ‚poca en la que lo dirigió Manuel Ciges Aparicio, y desde su fundación en El Imparcial de Aragón. Fundó en 1905 con Juan José Lorente y otros amigos el semanario satírico Mi niño, y en 1907 Revista Aragonesa, en la que colaboraron ya las más importantes personalidades aragonesas de la época. En marzo de 1910 funda y dirige el periódico independiente La Correspondencia de Aragón y en enero de 1912 el semanario regionalista Aragón, en el que reúne a mu­chos de los ara­gonesistas que van a tratar de promover opciones regionalistas diferenciadas: de Eduardo Ibarra o Manuel Marraco a Gascón de Gotor, Del Arco, Poza, o Silvio Kossti. Este mismo año crea La Crónica, que después se llamará La Crónica de Aragón, que dirigió hasta su marcha a Madrid en 1916. Allí el aragonés Leopoldo Romeo le abre las puertas de La Correspondencia de España. Pasa después como redactor-jefe a El Tiempo que dirigía Cristóbal de Castro, pero cuando Romeo funda Informaciones en 1922 Aznar Navarro y García Mercadal le siguen. Aznar Navarro volverá a Zaragoza en 1925 a dirigir el periódico de la burguesía aragonesista, La Voz de Aragón, y García Mercadal colaborará en él habitualmente, al igual que en El Noticiero y en la revista Aragón del SIPA. Tras su salida de Informaciones pasará a dirigir la página literaria de El Sol y en 1930 se convertirá en director del célebre El Imparcial, del que saldrá al cabo de un año.

En 1906 publica su primer libro, Del jardín de las Doloras, colección de "impresiones" -como él las llamó- sobre distintos tipos de mujer, con prólogo de Ramón de Campoamor. En 1908 da a las prensas otra colección de crónicas, Frente a la vida, y también Zaragoza en tranvía y Ante el centenario. Zaragozanas, con un prólogo de Aznar Navarro, libro en el que sobresalen las semblanzas que hace de Matheu y Gil Berges. En 1910 publica su primer libro de cuentos Los que esperan y la primera de sus antologías, Cuentistas aragoneses en prosa. Al año siguiente aparece en la colección Los Contemporáneos de Madrid El viajero del siete, la primera de sus novelas cortas.

De 1912 son su novela costista Los cachorros del león y Remanso de dolor, novela poco citada entre los estudiosos de la lengua aragonesa a pesar de que en ella se publican algunas páginas en ansotano. Publicó otros muchos libros, entre ellos Vida y milagros de nuestro señor don Miguel de Cervantes (1916) y las famosas antologías de Costa y de Ganivet, en 1919 y 1920.

Sus tres libros de viaje más importantes los publica en los años veinte en la colección "Excursionismo" de la Editorial Babel. El primero, de 1923, es Del llano a las cumbres (Pirineos de Aragón), al que seguirán Entre Tajo y Miño (Veraneo en Portugal) el mismo año 1923, y En zig-zag (Por tierras vascas de España y Francia) en 1927. Otros libros de los años veinte son La Policía de París (Desde Luis XIII a la revolución), de 1928, año en el que también publicará su novela corta El "paso" de Pajares en La Novela Mundial que el mismo dirigía, y Goya, pintor del pueblo. En 1929 aparecerá una de sus obras más interesantes, Propios y extraños (Vida literaria).

Su actividad editorial en estos años fue muy intensa. Propietario de la Editorial Babel, publicó en ella distintas colecciones como la Colección Argensola, creada exclusivamente para editar a autores aragoneses, la Colección Babel y la más importante de todas, La Novela Mundial.

En 1930, en la revista Biografías de la Editorial Colón que dirigía Eduardo Barriobero, publicará una pequeña biografía de Cervantes; y en 1931 para la revista Enciclopedia Gráfica de la Editorial Cervantes escribe Zaragoza, una preciosa guía de la ciudad ilustrada con fotografías de Juan Mora Insa. En 1935 hace un viaje al pasado de la Universidad de Salamanca con Estudiantes, sopistas y pícaros, que se reeditará en la "Colección Austral" en 1954. Dos nuevas antologías de García Mercadal se publicarán antes de la guerra: en 1935 500 Agudezas infantiles y en mayo de 1936 Los cantores de la sierra (desde el siglo XIV hasta nuestros días), en la que, una vez más, se acuerda de los aragoneses y, junto a poemas de Antonio Machado, Fernando Fortún, Francisco Vighi o Rafael Alberti, selecciona uno precioso de Ildefonso Manuel Gil.

La guerra civil la pasa en Zaragoza. García Mercadal se pone al servicio del bando franquista, colabora en La Hoja del Lunes, dirige colecciones para librerías zaragozanas y escribe libros que mejor sería olvidar como Frente y Retaguardia (Impresiones de guerra) e Ideario del Generalísimo en 1937, Tres reductos en 1938 y Aire, tierra y mar (Los más gloriosos episodios de la gesta española) en tres volúmenes que aparecieron en 1938, 1939 y 1940.

Regresa a Madrid al terminar la guerra, se incorpora como bibliotecario al Instituto de Reforma Agraria y pasa los años cuarenta escribiendo biografías: Cisneros (1436-1517), La segunda mujer del Rey católico. Doña Germana de Foix última reina de Aragón, Antonio Pérez secretario de Felipe II. Una vida borrascosa o Carlos V y Francisco I. También en 1943 la Editorial Labor le publicará una importante Historia del romanticismo en España, libro por el que había obtenido un accésit en el Premio Nacional de Literatura de 1935. Su cuarto gran libro de viajes, después de los tres publicados en los años 20, verá la luz en 1946 en la Colección Variorum de la Librería General de Zaragoza que él dirigía: Rincones de España. En 1948 publicará en la Editorial "Gran Capitán" la biografía de Palafox con el título de Palafox Duque de Zaragoza (1775-1847).

Una parte importante de la última larga etapa de su vida transcurrió en la Hemeroteca de Madrid copiando a mano de las viejas colecciones de periódicos artículos olvidados de Pérez de Ayala, Baroja, Noel o Azorín, de los que preparó numerosas ediciones. Su último gran libro fue Azorín (Biografía ilustrada) que editó Destino en 1967.

Falleció en Madrid el 31 de diciembre de 1975. Juan Domínguez Lasierra publicó una semblanza del escritor, José García Mercadal, periodista y escritor zaragozano, en Cuadernos de Aragón y recientemente José Luis Melero Rivas le ha dedicado un trabajo bio-bibliográfico en el número 3 de la revista El Ebro.

 

JUAN PEDRO BARCELONA

Juan Pedro Barcelona, nacido en Zaragoza en 1851, fue un destacado periodista y escritor y activo político republicano y federalista. Como periodista fue redactor de La Justicia de San Sebastián en 1871, de El Combate de Madrid en 1872 y de El Cantón Aragonés en Zaragoza en 1873. Colaboró en la primera etapa de la Revista de Aragón (1878-1880) y en 1883 fundó en Zaragoza el semanario satírico La Colada. En 1887 se traslada a Huesca para dirigir el semanario federal Aragón. Vuelto a Zaragoza ingresa como redactor en La Defensa Regional y en 1896 pasa a La Asamblea Federal. En 1898 fundará otra efímera publicación satírica, Juan Palomo y en 1901 el semanario político Aragón, ambos en Zaragoza. Fue también redactor del Diario de Avisos.

Como escritor publicó en 1877 Una página de gloria o los carlistas en Teruel, al que siguieron Páginas en verso en 1882, una novela de folletín escrita en colaboración con Teodoro Baró, Morir por un hijo. Un drama de aldea, en 1895, y sus Cuentos aragoneses en 1902; y como publicista federal y republicano, pues militó en el sector más progresista del Partido Republicano Federal, publicó Proyecto de Pacto o Constitución Federal del Estado Aragonés (1883), La República imposible y la República inevitable. Cartas a don Emilio Castelar (1886), con una emotiva dedicatoria a los federales aragoneses de quien "desea ser el primero hoy y el último mañana",  y un Cancionero Republicano en 1894, del que el Rolde de Estudios Aragoneses hizo una edición facsímil en 1990, con prólogo de Vicente Mart¡nez Tejero y José Luis Melero Rivas. En él se cuentan las circunstancias que rodearon la trágica muerte de Barcelona, acaecida como consecuencia de un polémico duelo que mantuvo con el también periodista y escritor aragonés Benigno Varela, simpatizante por entonces de los republicanos castelarinos o posibilistas (años más tarde se convertiría en un exaltado monárquico) y que escribía en el semanario El Evangelio. El duelo se celebró en el zaragozano Soto de la Almozara el 8 de octubre de 1906. Varela hirió gravemente a Barcelona, que moriría como consecuencia de las heridas recibidas el 21 del mismo mes. El caso fue que, al parecer, Varela se anticipó con su disparo a la voz de "fuego" -pues el duelo se celebró a pistola dado el desconocimiento de Barcelona en la utilización de armas blancas-, por lo que fue descalificado por los cuatro capitanes que oficiaron de testigos e ingresó en prisión, donde permaneció por espacio de trece meses, aunque él siempre se declaró inocente y denunció a aquellos testigos como falsificadores de Actas de Honor. La muerte de Barcelona propició la creación de la "Asociación Antiduelista de Periodistas" y su duelo fue el último entre periodistas con final trágico.

José Luis Melero Rivas, en Historia de la Autonomía de Aragón (Publicaciones del REA, Zaragoza, 2003).