CHESÚS BERNAL A LA MANERA DE PEREC
Publicado en la revista El Ebro, 14-15. Zaragoza, 2021
Recuerdo la alegría con la que iba a tu casa a comer caracoles. Recuerdo la emoción con la que nos recibías y la calidez de tus abrazos. Recuerdo cómo sabías convertir aquellos momentos en algo irrepetible y cómo a mí me ponías siempre dos platos. Recuerdo tu memoria prodigiosa. Recuerdo lo bien que imitabas a Hipólito Gómez de las Roces, a Cristóbal Montes y a otros políticos, y cuánto nos reíamos contigo. Recuerdo los muchos artículos que firmamos juntos en Rolde. Recuerdo los consejos de redacción de la revista en casa de Vicente Pinilla. Recuerdo las fotos que nos hicimos en el “Modo”. Recuerdo tus discursos apasionados y vibrantes y lo orgulloso que me sentía siempre de ti. Recuerdo cuando tratabas de convencerme para que fuera en las listas y cuánto me violentaba decirte que no. Recuerdo que nunca me hiciste un reproche. Recuerdo tu casa en Valtorres y una gran comida al aire libre. Recuerdo tu primer piso en aquella bocacalle de Corona de Aragón. Recuerdo las trabas que alguno te puso para que leyeras la tesis. Recuerdo que no le sirvió de nada. Recuerdo el amor que sentías por Elena y por tus hijos. Recuerdo cuánto me hablabas de ellos. Recuerdo cuando te pregunté si unos que habías llevado al partido eran gente de fiar y me dijiste que sí. Recuerdo la ilusión con la que me pasaste la grabación de tu primer discurso en las Cortes. Recuerdo que los dos nos emocionamos. Recuerdo nuestros abrazos en las noches electorales. Recuerdo que ibas a La Romareda con la camiseta del Zaragoza y la bandera de Aragón. Recuerdo que fuiste hasta el final. Recuerdo cuánto te importaba la suerte de nuestro equipo y cómo estabas pendiente de cualquier cosa relacionada con él. Recuerdo la mañana que viniste a verme para preguntarme si querría ser Consejero del Zaragoza. Recuerdo cuando me dijiste que estabas malico. Recuerdo la precisión con que me detallabas cómo iba tu enfermedad y lo que te decían los médicos. Recuerdo que creímos haberla vencido. Recuerdo que te extrañaba siempre por qué un marcador se te disparaba. Recuerdo la primera vez que te fui a ver a la clínica y que acabaste dándome ánimos. Recuerdo que salí de allí diciendo: “Esto es el mundo al revés”. Recuerdo que escribí entonces un artículo en el Heraldo y que tu madre me dio las gracias llorando. Recuerdo tu agonía y mi desconsuelo. Recuerdo cuando tu madre me dijo que me querías como a un hermano. Recuerdo cuántas veces he pensado que no tendremos otro como tú.
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