Carta leída en el homenaje a Luis Alegre

en la Peña Zaragocista de Echo

 

 

Quiestos amigos chesos:

Luis Alegre es bueno, tierno, cariñoso, inteligente, generoso, un grandísimo escritor y uno de los hombres más importantes de Aragón. Pero nada de esto sería significativo si luego fuera del Madrid o del Barcelona. Ya no sería lo mismo. La guinda del pastel, aquélla que hace de Luis un tipo casi perfecto, es que es un zaragocista irredento, de los pies a la cabeza. Un enfermo de zaragocismo, como muchos de nosotros.

Luis es un zaragocista “pata negra” porque lo es desde su infancia. Lo es, como lo somos muchos, por herencia genética, porque su padre, mi querido y recordado Alberto Alegre, que hoy estará feliz allí donde esté (en el cielo, seguro, si es que hay cielo), así se lo transmitió. Luis, lo ha contado muchas veces, se hizo zaragocista cuando vio a su padre abrazarse con su tío tras escuchar por la radio un gol de los Magníficos. Si aquello producía tanta felicidad a su adorado padre y a su tío tenía que ser bueno a la fuerza. Y desde entonces hasta hoy, Luis no ha dejado de querer a nuestro equipo ni un solo día.

En unos momentos tan duros como éstos, en los que lo fácil, dada la situación en que se encuentra el Zaragoza, es mirar para otro lado, el hecho de que alguien tan relevante en la sociedad aragonesa como Luis Alegre pregone a los cuatro vientos  su zaragocismo es importantísimo y ejemplificante, y muy revelador de la personalidad de Luis: se está con los tuyos en los buenos y en los malos momentos, en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad. Su ejemplo es tan importante, por venir de persona de reconocido prestigio, como lo fue el que Domingo Miral o Veremundo Méndez se comprometieran con la defensa del aragonés cheso, que, tal vez gracias a ellos, se mantiene vivo en este maravilloso valle del Alto Aragón. Si los mejores defienden nuestras cosas, éstas habrán de ser buenas a la fuerza, pensarán muchos. Ojalá gracias a Luis y a otros como él, el Zaragoza también se mantenga vivo muchos años.

Cuando Luis y yo bromeamos, que es casi siempre, le digo que en realidad es un zaragocista tibio, porque es capaz de apreciar el buen juego del rival y aplaudirle, incluso, si nos gana en buena lid. Y que yo, en cambio, nunca aplaudo a un rival y soy metafísicamente incapaz de mantener la calma y cierta neutralidad. Pero es que, ya sabéis como termina “Con faldas y a lo loco”, puesto que del cinéfilo Luis Alegre estamos hablando: “Nadie es perfecto”. Yo aún confío en que llegue un día en que lo sea, y le vea pitar a Iniesta o a Valerón cuando los cambien en La Romareda. Ese día podré morirme feliz, sabiendo que el gran Luis Alegre ha cogido mi testigo.

Felicidades a los amigos de la Val d’Echo por la elección de Luis Alegre para recibir su chaminera. No podían encontrar en el mundo a nadie mejor. Un gran abrazo para todos.

                                        José Luis Melero

                                        Ex consejero de peñas del Real Zaragoza